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Proyecto AES capacita académicos y académicas para el uso de herramientas tecnológicas en la docencia

Por Aracelly Bravo Saavedra

Pedro Milos, director ejecutivo del Proyecto AES.

En junio del 2021 la Vicerrectoría Académica presentó al Concurso de Áreas Estratégicas del Fondo de Desarrollo Institucional del Mineduc, un proyecto que pretende contribuir a la innovación y actualización de los programas de pregrado de nuestra universidad. Se trata del Proyecto AES (Acompañamiento en Educación Superior) UAH21102: “Soportes pedagógicos, tecnológicos y evaluativos para la docencia a distancia”, que fue adjudicado en agosto del mismo año y puesto en marcha desde el 2022.

La iniciativa surgió, por una parte, de los desafíos y aprendizajes formativos impuestos por la pandemia de Covid-19. Y, por otra, en el marco del plan de innovación y fortalecimiento del pregrado. “En ese momento, el proyecto estaba centrado fundamentalmente en el desarrollo de salas híbridas, porque se pensaba que la estrategia de la formación híbrida sería la predominante en el término de la pandemia”, explicó Pedro Milos, director ejecutivo del proyecto, agregando que: “Si bien el proyecto sigue teniendo su foco en el tema de la formación híbrida, se ha abierto hacia una incorporación de las tecnologías mucho más amplia en la formación que hacemos presencial”.

Andrea Salas, directora de la Dirección de Docencia y Pedagogía Universitaria, y directora académica del proyecto.

En ese sentido, Andrea Salas, directora de la Dirección de Docencia y Pedagogía Universitaria, y directora académica del proyecto, señaló que “la docencia seguirá siendo presencial, porque el foco, sobre todo en el pregrado, es poder tener este vínculo y el contacto con otros; con esos otros que van a ser, posiblemente, tus pares profesionales en el futuro, o de otras disciplinas. Las distintas carreras se van cruzando, después, en los equipos en la vida laboral. Y es parte de lo que se espera que en la universidad ocurra. Desde ahí que la presencialidad es tan importante”. Y aunque el proyecto esté enfocado en el pregrado, “las salas involucradas pueden ser utilizadas por educación continua, postgrado, etc”, puntualizó Andrea.

“Desde la Dirección de Docencia y la Vicerrectoría Académica, creemos que la incorporación de herramientas tecnológicas es un tremendo avance para fortalecer estos aprendizajes. Vamos a mantener la presencialidad, pero también vamos a incorporar distintas aplicaciones, cápsulas, videos, revisión de material digital, distintos formatos, una retroalimentación a través de un podcast, o la presentación de un trabajo de un o una estudiante a través de una plataforma específica que capture la atención de sus compañeros y compañeras  y de el o la docente, lo que genera una forma de acercarse a los conocimientos, distinta a lo que veníamos trabajando sin herramientas tecnológicas. Por lo tanto, es un proyecto que se vislumbra como muy enriquecedor y fortalecedor de la docencia”, precisó la directora.

Las etapas del proyecto

La ejecución del proyecto AES “Soportes pedagógicos, tecnológicos y evaluativos para la docencia a distancia”, compromete a la Dirección de Docencia, a través de sus áreas de formación docente y de evaluación, y a un equipo de cuatro profesionales expertos en la materia, quienes además, tienen conocimiento de diseño instruccional para llevar a cabo la formación a distancia. Su trabajo es en colaboración directa con el equipo de la Dirección de Docencia.

Sala de Aprendizaje Mediado por Tecnología (AMT). Sala A27.

El proyecto genera soportes efectivos en 3 aspectos críticos de su implementación, como son: las implicancias pedagógicas y didácticas de las modalidades a distancia, su equipamiento tecnológico y los sistemas de monitoreo y evaluación de sus resultados.

En cuanto al soporte pedagógico, la directora académica del proyecto explicó que: “es esta mirada a nivel de un marco referencial, que entiende la incorporación de las herramientas tecnológicas en la docencia como un medio. O sea, la herramienta tecnológica en sí misma no es la que va a permitir el aprendizaje, sino que efectivamente hay un componente pedagógico que está muy pensado, para ver qué herramienta tecnológica podemos incorporar para el logro de un aprendizaje”.

En segundo lugar, el soporte tecnológico, se refiere al equipamiento y la implementación de 40 salas de Aprendizaje Mediado por Tecnología (AMT), que, según lo explicado por Andrea, contarán con “pantallas con una cantidad de pulgadas específicas que permitirá ver al interlocutor en la sala de clases; cámaras que permitan ver al estudiantado, ver al docente y la pizarra; micrófonos que puedan capturar el sonido; parlantes; computadores de alta tecnología”. En tanto, Pedro Milos aclaró que “no es necesario que la innovación tecnológica sea súper desarrollada o compleja. Puede ser muy simple, puede ser la incorporación de una herramienta que no modifica sustancialmente lo que estoy haciendo, pero que me apoya en algún aspecto de mis metodologías”.

En tercer lugar, el soporte evaluativo tiene que ver con la revisión de “aquellas prácticas que ya se venían desarrollando en la Universidad con respecto a la incorporación de herramientas tecnológicas. Lo que busca es revisar cómo es el impacto que tiene, finalmente, este trabajo que se está haciendo desde lo pedagógico y del soporte tecnológico en las distintas asignaturas. Es como una mirada más macro de cómo está funcionando. En función del logro del aprendizaje, de los resultados que puedan tener las distintas asignaturas en las cuales se está incorporando”, detalló la directora académica.

En este segundo semestre, el equipo está teniendo contacto in situ con académicos y académicas que hacen clases en algunas de las salas que ya se empezaron a implementar y además “estamos haciendo talleres de capacitación para poder mostrar distintas aplicaciones, distintas herramientas tecnológicas que los profesores/as pueden conocer o reforzar” explicó Andrea, agregando que con ello se están generando manuales de herramientas tecnológicas y de metodologías activas, “para poder hacer un cruce entre una metodología activa más una herramienta tecnológica y que eso te permita generar un aprendizaje en el estudiantado”.

El fuerte del proyecto estará puesto en el 2023, su segundo año, donde se espera que haya una mayor cobertura y uso de estas herramientas tecnológicas.  La invitación es “a explorar la existencia de una serie de herramientas que pueden mejorar, reforzar, las clases que hacíamos regularmente. En ese sentido, lo importante es que veamos las tecnologías como un recurso que se suma a lo que ya tenemos. Recursos para que nuestras clases sean interesantes, motivadoras, efectivas y nuestros estudiantes puedan aprender más y mejor”, detalló Pedro.